Después del desayuno en el alojamiento, nos dirigimos al centro de buceo donde revisamos y preparamos los equipos. De ahí, nos montamos nuevamente en el vehículo y nos dirigimos a la zona de lanzamiento de las embarcaciones donde nos espera la zodiac ya con todo el material estibado. Es aquí, en un “chiringuito de playa”, donde nos vestimos los trajes de buceo y recibimos el briefing antes de salir. 

Todas las inmersiones en Shelly Beach implican entradas desde la costa con las zodiacs, con lo que la emoción está garantizada desde buena mañana. Después de una entrada de lo más estimulante por la rompiente, el arrecife de Protea se encuentra a unos 20 minutos de distancia.

Dependiendo de las condiciones ambientales y meteorológicas, y del número de buzos a bordo, solemos realizar una inmersión y regresar a la base, donde cambiamos las botellas, comemos algunos snacks y volvemos a salir aproximadamente 30 minutos más tarde. Después de un intervalo en superficie de 1h30´ realizamos la segunda inmersión. A la salida de esta última, regresamos al centro de buceo donde solemos llegar sobre el mediodía, momento perfecto para irnos a almorzar y planear las actividades de tarde. 

Tenemos localizados los varios puntos de inmersión a través de GPS. Una vez encima del punto, nos preparamos para la entrada, y durante este tiempo calculamos lo que se ha movido la embarcación y en qué dirección, lo que nos da información sobre el tipo de corriente que nos podemos encontrar. No fondeamos nunca la zodiac, con lo que buceamos siempre a la deriva. Las corrientes suelen ser fuertes, y aunque planificamos siempre las inmersiones para ir a favor de la corriente, el perfil de inmersión en los puntos más profundos requiere un descenso lo más rápido posible siguiendo el cabo guía, y después del tiempo en fondo preestablecido, ascendemos a superficie en multinivel. 

Los puntos de inmersión son profundos, hasta 37 metros de profundidad, y es muy importante seguir estrictamente las indicaciones durante el briefing, sobretodo cuando buceamos en el Pináculo del Norte ya que solemos explorar la primera cueva durante un tiempo predeterminado para luego dirigirnos a la segunda, y si uno se queda con los tiburones en la primera, probablemente se separe bastante del grupo debido a la corriente.

La inmersión del feeding de tiburones, la que hacemos con cebo, es una inmersión a poca profundidad ya que no supera los 10 - 15 metros, y dependiendo del programa, se suele hacer la primera inmersión del día. El tiempo en fondo es básicamente ilimitado, ya que la bola de cebo se deja caer a unos 12 m, donde pasamos hasta 90 minutos. 

En los trayectos de ida y vuelta a los puntos de inmersión durante los meses de invierno (junio a noviembre), dependiendo de las condiciones climáticas y del estado del mar, navegamos en búsqueda de las ballenas jorobadas. Si la suerte nos acompaña, que suele ser muy habitual, y las condiciones son las favorables después de haber evaluado el comportamiento del animal, entramos a nadar usando exclusivamente máscara, tubo y aletas. Equiparse con el equipo autónomo de buceo en estos casos no es lo habitual.